Hoy por primera vez hablamos de la posibilidad de ponerle la inyección a mi perrito... acordamos hacerlo de hoy en ocho. Sé que él debe irse, es más que justo, 15 años en un perrito solo pueden ser merecedores de un eterno descanso y agradezco a Dios todos estos años que me permitió tenerlo a mi lado. Quisiera pedirte, Señor, que no pusieras en nuestras manos esa decisión, en teoría ya la tomamos y es que, Tú sabes, cada vez es más crítica la situación de su corazoncito y pulmones que, sumados a los tumores de la garganta, no solo le dificultan la respiración sino que además prácticamente le imposibilitan comer. En medio de todo Te agradezco porque se ve bien, no luce demacrado, y qué bonito que descanse así, con buen aspecto, ese es un buen (el último) recuerdo.
El veterinario dijo que más temprano que tarde su muerte sería por un infarto... y ps es mejor algo natural-fulminante que asumir la decisión nosotros, no me canso de decir que me parece terrible tener que decidir sobre una vida... pero también existe algo llamado sentido común, Chispitas ya no tiene calidad de vida y es poco o nada lo que se puede hacer por él, además de seguirle inyectando suero... El sentido común Vs. el corazón (sentimientos) es un dilema no muy bonito que digamos... de pronto sea descarado pedirte que nos salves de hacer esa elección y... creo que NO Te lo estoy pidiendo pero al menos quiero que sepas lo que siento... ¿Debería estar en mi cuarto hablándote? bueno, no sé, Tú sabes que me gusta más escribir y siento la necesidad de compartir esto por medios virtuales-públicos. Sé que hay personas que les importa, bien sea por empatía con las mascotas o porque se preocupan por mí, puedo hablar poco frente a este tema pero comunicar mucho en estos medios, es mi fuerte, es lo que me gusta hacer y quiero ofrecer a quienes me rodean una especie de ventana a este proceso, mi proceso, que sí, es difícil pero no es tan nublado como parece o como parecía antes.
Gracias Dios mío por la presencia y la labor de Ricardo en mi vida, gracias por acompañarme en mi proceso con él y por permitirme avanzar tanto en tantos aspectos de mi vida, gracias por poner en mis manos el libro de Irvin Yalom, porque fue el medio al través del cuál tomé más fuerza y me llené de tranquilidad para afrontar esto. Gracias por permitirme entender no solo que Chispas ya cumplió un ciclo sino también cuál fue su misión: mi fiel compañero, mi hermano, mi amigo, aquel que me llevó de niña a adulta. No me gusta como suena la forma en la que Ricardo se ha referido a él pero a la final es cierto: mi bastón. Se me ocurre imaginarme la vida como un proceso de "varios matrimonios" o algo parecido. Chispas me recibió en la niñez y me entregó en la adultez. Tú, Señor, a través de él, ya cumpliste, y te lo agradezco infinitamente.
Porque reconozco Tu grandeza, Señor y porque respeto Tu voluntad, creo que hay cosas que NO puedo pedirte, pero al menos quiero hacer explícitos los deseos de mi corazón y en Tus manos los pongo, Señor. Ya lo sabes, quisiera no tener que decidir sobre su vida, quisiera que abandonara este mundo de forma natural y sin sufrir, me pregunto si lo llamarás Tú o si Te lo mandaremos nosotros... la pregunta es tan fea como la decisión misma, esa frase en broma o en serio existe entre los sicarios, creo: "o Te lo llevas o Te lo mando", no es un referente muy bonito pero ahí radica uno de los motivos para no querer decidirlo. También quiero darle un entierro. A los ojos de muchos es un capricho, o simplemente NO se justifica pagar medio millón de pesos por eso. ¿Cuánto cuesta el entierro de una persona? ¿es exagerado el precio de Funeravet, aprovechándose de que son los únicos que lo hacen para las mascotas? ¿Y qué pasa si me doy a la tarea de comparar precios entre un entierro humano y el de mi perrito? "se me corrió el champú", "eso algo que no se compara", "es solo un perro", "la vida de un ser humano vale más"? O ser un poco más cruda y usar el mismo argumento de mi madre cuando le toque a ella: "yo le invierto en vida todo pero no cuando se muera"? ¿Dejaría de enterrar o cremar a mis padres si ellos no me permiten enterrar a mi perrito? ¿abandonaría sus cuerpos por ahí? Obviamente no pero son preguntas que me permiten aterrizar mi realidad, para hacer entender lo que siento.
No quiero sus cenizas (cremarlo) para guardarlas o botarlas por ahí. Es mi padre quien tiene el deseo de que lo cremen y le boten sus cenizas al río Magdalena en cierto puente que por ahora no tengo presente. Mi perrito no tiene voluntad para darle un sentido al destino de sus cenizas y a mí tampoco me interesa hacer un acto simbólico para esparcir por algún lugar del mundo sus restos. Solo quiero enterrarlo y que descanse, hace varios días se me ocurrió un epitafio y es una de las razones, sino la más fuerte, para querer darle sepultura. La capacidad económica la tiene mi papá, la decisión ahora pesa en sus manos. Yo no he hablado directamente con él pero mi mamá sí, dice que cree haberlo ablandado un poco. Este es mi único deseo, ¿capricho? sí bueno, capricho. ¿Loca? si bueno, loca, pero quiero enterrarlo y soy capaz de hacer de este mi deseo de cumpleaños. Quiero enterrar a mi perrito, al costo que sea, no me importa. Ya no me preocupa que no pueda acompañarme en mis 23, pero sí me importa recibir mis 23 sabiendo que no pude enterrarlo.
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