lunes, 3 de septiembre de 2012

Tan solo he venido...

Sí, el título de este escrito es como esa canción de Juan Luis Guerra. Aunque yo estaba en un modo más o menos rocker, esa canción sonó en reproducción aleatoria cuando iba en Transmi y ps es una canción hermosa que simplemente NO se puede ignorar ni saltar. Cerré los ojos, me eché hacia atrás, sonreí y me dejé llevar. La escuché, la canté, la sentí, me conmoví, se me escurrieron varias lágrimas por los ojos y lo entendí... Esa canción tiene el poder de cogerte siempre por tu lado flaco (tocarte)... Pero pasaron varias cosas diferentes y significativas esta vez: 1) no la estamos cantando todos juntos en el parche, estoy sola. 2) lo clave fue interpretar en forma literal cada frase pero trascender en su significado y 3) sentir que de alguna forma era el dibujo más exacto de mi vida.

"No he venido a pedirte como suelo, Señor, si antes de yo clamarte, conoces mi petición". Más adelante la canción pide con mucho respeto a Dios una conversación desinteresada de amigos, frente a frente. Y tiene esta frase que conecta perfectamente con la muerte y con Yalom: "y de paso pregunto, cómo es la piel del sol?". El sol no podrá verse de frente pero a Dios sí, Él es tanto o más grande que el sol pero Él no quema, y si lo buscamos con la idea de tener un dialogo desinteresado entre amigos, Él sin duda se tornará hacia nosotros y estará dispuesto a charlar. Sí, se sentirá extraño, tal vez como una hipotética charla de tú a tú con el jefe, pero Él hace todo por sus hijos.

"Qué hay de nuevo, Señor?" Es una de las preguntas casuales que dice la canción. Me imaginé a mi misma sentada frente a Él, en ese ambiente espiritual, gaseoso, etéreo... Creo que le pregunto "y ahora qué?" Pero no con angustia ni nada sino como si fuera una pregunta importante de estudio y común interés para los dos. Es que estoy aprendiendo muchas cosas, y creciendo, pero le sigo temiendo a la fragilidad de mi corazón... Me da miedo que pese más que mi conciencia, por mucho que esta haya crecido. Puedo mirar a Dios a los ojos y sin angustias, pero dentro de esa charla casual quisiera un consejo de amigo... Para saber exactamente cómo vivir el dolor. Hay que vivirlo para aprender y yo NO pretendo evitarlo pero le temo. Le temo a que sea más grande que yo, que mi conciencia. No es posible darle crédito a lo vivido y a lo aprendido como garantía segura de que "seré más fuerte que el dolor", tampoco es una especie de lucha o competencia (en una esquina el dolor, en la otra yo, y suena la campanilla). El dolor NO es un ser con vida propia, es una emoción que se siente y hay que vivirla (procesarla), no huírle...

Y es que huirle no es la idea pero la posibilidad de vivirlo asusta. Pareciera que pensar, reflexionar, crecer internamente no sirviera de nada porque nada ayuda a ser más fuerte que una emoción futura, simplemente es un proceso que NO SE DA por puro sentido común, crecemos como experiencia propia de vida, pero no como forma de blindarnos para lo que viene.

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Escuchar la canción de Juan Luis Guerra se cruzó en mis planes e ideas para escribir, sí pensaba hacerlo hoy, ahora (cuando llegara a mi casa, osea ya), sobre este mismo tema pero con un enfoque distinto... simplemente escribir, contar, como estoy, qué ha pasado, compartir algunas ideas del libro,etc. Pensaba principalmente en mis padres, quería darles un parte de tranquilidad a través de este escrito y así mismo hablar con franqueza para anular toda posibilidad de que lleguen a ocultarme las cosas y expresarles mi voluntad frente a su partida: poder darle un entierro, y (esto es algo que agregué anoche y me acordé de Marley), enterrarlo con mi cobijita de recién nacida, se la quiero regalar, quiero que descanse con ella. En Marley cada miembro de la familia le obsequia algo al perrito en su lecho de muerte y ps hice la asociación después...

Resulté haciendo otras cosas... no sé bien cómo se me ocurrió o por qué me nació hacerlo pero cuando empecé a escribirlo me dije "esto quiero compartirlo". Por fin logré lo que quería, simplemente fluyó, por fin pude vivir plenamente "el rol de Chispas" a través de la escritura, y va así: 


Chispas tiene 15 años, en la vida real y en Facebook. Descubrí que esta red social toma "medidas extra de seguridad" para la privacidad de los menores de 18 años, razón por la cual sus posts pueden ser visibles solo para sus amigos, no tiene la opción de hacerlos públicos para todo el mundo. Entonces se me ocurrió etiquetarme porque mientras lo escribía sentí que el propósito de escribir a través de él era compartirlo desde mi perfil. Al terminar fue que me di cuenta que había logrado lo que tanto añoraba, escribir como si fuera él, a modo de ejercicio, lo logré y esta es su despedida, ante algo que no ha pasado pero que ambos sabemos que viene...

Una niña de la universidad comentó dándome palabras de ánimo, el silencio es mi única respuesta, algunas personas tienen la sensibilidad y capacidad para entender lo que pasa cuando un animalito falta en un hogar por eso se sienten motivadas a ofrecer palabras de consuelo, yo solo digo para mis adentros "está bien, estará (estaré) bien". Es normal que duela, pero tú e Irvin Yalom me han llevado lejos.

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