jueves, 5 de mayo de 2016

Mis cucharitas...

(La cocina y yo)


Si bien mi experiencia en la cocina es bastante limitada, básicamente porque nunca tuve la necesidad de cocinar, desde hace varios años sigo algunos programas de cocina que pasan por TLC o Discovery Home and Health. Los realities de cocina son bien chéveres, especialmente por la creatividad que le meten... y más o menos siento como una inclinación hacia los postres porque lo que he visto en TV me hace sentir que allí es donde la creatividad tiene más campo.

Cuando empecé a consumir estos contenidos, amaba ver Cupcakes War y Cake Boss pero lo malo de los canales internacionales es que la programación es más o menos un rifirrafe y muchas veces uno le pierde la pista a los programas porque los corren, los quitan o los repiten. Hoy en día pescar Cupcakes War en el TV es una lotería, Cake Boss sí se mantiene, es como el contenido número 1 de Discovery Home and Health... las cosas que ese señor hace en ponqués son impresionantes. Sueño con que me haga uno alguna vez, ojalá, por ejemplo sorprender a mi pareja o, en el peor (el más modesto) de los casos ir a hacerle el gasto a su pastelería en Hoboken.

Después conocí otros programos como Hell's Kitchen y Chopped, luego Chef vs. City y Chef vs. Novato, Master Chef, Cutthroat Kitchen y así varios. ¿Qué tanto he cocinado gracias a esos programas? pues... no mucho. Mi experiencia en la cocina, al menos de crianza se resume así: mi mamá me enseñó a hacer arroz y pollo. Y aunque me falta lanzarme al ruedo (bueno, más bien zambullirme) estos programas despertaron mi interés en este tema y la verdad es que amar a una persona te llena de motivación suficiente para animarte a intentarlo.

Así, el año pasado cuando mi mamá me dijo que tomáramos juntas el curso de cocina saludable que ofrecía la Cámara (5 platos, 5 sesiones, los miércoles cada 8 días después de la jornada laboral, 5-7pm) sin pensarlo le dije "¡de una!". Cuando nos pasaron la presentación de ppt sobre qué platos íbamos a hacer y los ingredientes, le mostré a Miguel y le pregunté que cuál le llamaba más la atención.

El chiste de cada clase, para mí, estaba en llevarle la prueba a Miguel. Sin embargo, el día que hicimos el plato que le gustó más a él según el archivo que vio de Power Point, ese día no le llevé la prueba. Ese plato me lo guardé para su cumpleaños, y 8 días antes lo animé a que saliera a rodar con Julián para que estuviera todo el día por fuera y yo pudiera ensayar el plato con toda la calma del mundo. No fue tan difícil, ya puedo decir que tengo un único plato en mi repertorio: lomo de cerdo en salsa de maracuyá con puré de arracacha y ciruelas pasas. Los otros 4 platos, bien, gracias, no me acuerdo...

Ahora que gracias a Dios (y al hombre maravilloso que colocó a mi lado como pareja) ya tenemos nuestro apartamento, la posibilidad de cocinar es mucho más frecuente. El que sabe, se defiende y lleva siempre la batuta, es Miguel. Yo lo sigo con toda la disposición del mundo. Igual siempre pensamos y decidimos juntos qué vamos a hacer. Pero yo también quiero aportar en este escenario y, en ese sentido, las cosas que veo en Tasty (página de Facebook)... mejor dicho, sin duda vale la pena intentar más de una receta. Lo chévere y complicado a la vez es que está en inglés. Chévere porque amo el idioma, complejo porque en cosas de comida hay un millón de palabras desconocidas pero el esfuerzo y la dedicación de traducirlas y escribirlas (primer paso) siento que es mi primer pequeño y valioso aporte. El siguiente paso es hacer las recetas y sentir que estamos en igualdad de condiciones en la cocina al mismo tiempo que seguimos el paso a paso. Bueno, por ahora sólo he traducido una receta, espero que podamos hacerla pronto.

Recuerdo que cuando estuve de intercambio en Canadá (2004/2005), si no me equivoco, Emily, una de las hijas de Laurel, mi host mother, se iba a casar. Ella estaba en otra ciudad y le habían comprado de regalo un juego de cucharitas que le iban a enviar. Puede que la historia esté alterada pero me acuerdo mucho de las cucharitas porque yo las vi, esa imagen se quedó en mí. Cucharitas de diferentes tamaños y, más que nada, medidas: medidas de cantidad para cocinar. Bueno, tal vez no tuve plena conciencia de lo que eran en ese momento, imagino que luego en algún punto a lo largo de mi vida lo deduje.

Las recetas en inglés siempre hablan de tablespoon (cucharada) y teaspoon (cucharadita). Y asi también media cucharada, media cucharadita, un cuarto de cucharadita y un octavo de cucharadita. Por eso es que venden ese set de cucharitas, ahí están las medidas. Y pues... seré muy quisquillosa pero yo sí prefiero ese maravilloso set que me da la medida exacta y no la típica cucharita de postre del juego de cubiertos porque así que uno diga que la medida de esa cucharita en cualquier juego de cubiertos es exactamente igual pues... tal vez no.

Hoy escribo para contar que traduje mi primera receta: pasta con albóndigas. Que la escribí a mano con todo el esmero y dedicación que logran tal vez no la letra más bonita del mundo pero sí al menos una perfectamente legible y ordenada. Que tengo muchas ganas de probar/hacer esa receta con mi novio o para él y, que además hoy, sin pensarlo conseguí mi juego de cucharitas. Por ahí mi mamá recibió un regalo de cierto almacén y dado que dicho artefacto no es algo que usemos en esta casa me dijo "cámbialo por cosas para ustedes". Y así conseguí tres objetos entre ellos las cucharitas. Ahora no me mataré la cabeza con las palabras Tablespoon (T) y teaspoon (tsp) con sus respectivas fracciones. Ahora tengo mis cucharitas mágicas que responden a la medida solicitada por cualquier receta. Y espero seguir traduciendo y preparando muchas más. Tasty es lo máximo y sentir que el amor te impulsa a cocinar, a aprender y a innovar, sin duda es la cereza del postre.