lunes, 13 de julio de 2015

Y se fue sin título... ¡ups!

Sí, bueno, por qué no, voy a escribir aquí. Nunca me ha importado realmente cuántos me lean en este blog, más bien me fío del hecho de que pocos lo hagan y cuando un escrito resulta poco íntimo-privado y más bien anecdótico o de algún interés particular para ser difundido, comparto el link de esa entrada en Facebook y también a veces Twitter.

Me siento muy bien, cargada de una gran dosis de seguridad en mí misma y en eso tiene todo que ver el libro de Emmy van Deurzen que me estoy leyendo. Es genial porque... bueno, lo normal, habitual al leer un libro es hacerlo por diversión y, en ese sentido, muchas novelas, reales o de ficción, son lo que la mayoría de la gente lee. A la literatura se le atribuye la idea de ser un escape de la realidad, de ser tu propio mundo y tal vez también el de otros en la medida que compartes un gusto.

Normalmente, quien está leyendo un libro, si en ese momento está rodeado de otros o convive bajo un mismo techo con más personas, de alguna manera se gana su respeto en el sentido de que implícitamente los demás reconocen su espacio y lo respetan, aunque no existan puertas o ventanas que los separen, le permiten tener ese espacio de privacidad (ejemplo, tú leyendo en el sofá de la sala de tu casa mientras tus familiares hacen otras cosas o tú e tu cuarto con la puerta abierta). Bueno, si se trata de Transmilenio, por lo general me genera curiosidad saber qué está leyendo la otra persona y fijo mis ojos en las páginas que están abiertas o en su defecto intento fijarme en la portada.

Pero el tema de este escrito no va por ahí. La lectura para mí es un ejercicio de inmersión en los temas que me apasionan y que no necesariamente tienen que ver con el periodismo aunque sí pueden tocarlo tangencialmente. Aún no me siento con la suficiente confianza para hablar abiertamente de esa intención original que siempre he guardado en mi corazón pero diré que lo que leo no son novelas y que, al parecer, más que leer por diversión, estoy estudiando por mi cuenta. Ese último detalle es lo más genial de todo, estudio por mi cuenta y es algo que me empodera; que no tengo dinero para cursar estudios de posgrado relacionados con ese tema y que en algún momento pasado, hace rato, mi papá optó por no apoyarme, ok sí, perfecto, no hay lío, larga vida a los libros de autores como Rollo May, Irvin Yalom y ahora, mi más reciente amor aunque conozco de ella desde hace rato, Emmy van Deurzen.

El que lee por gusto o diversión, lo único que necesita son sus ojitos, de pronto gafas y manos para sostener el libro, la tableta o el computador. Es el tipo de lector que considera un sacrilegio rayar o subrayar un libro. También es el tipo de lector que cuando una parte de lo que lee le llega al corazón y/o de algún modo se identifica, le toma una foto y posiblemente lo publica. Yo he leído libros y fotocopias, si los primeros me pertenecen, de pronto encierro ideas claves con lápiz y lo hago con suavidad, pero por lo general lo que hago es tomar apuntes en mi cuaderno y a veces fotocopiar o imprimir una página del texto en cuestión para recortar y pegar un pedacito en el cuaderno.

La idea de unas copias y un resaltador en mano corresponde a la de un estudiante universitario al que le mandaron leer algo. Mis copias, argolladas, corresponden al libro  Existential counselling & psychotherapy in practice de Emmy van Deurzen, resalto algunas ideas claves y... leo esto porque me gusta y nadie me mandó a leerlo. Bueno, sí, según parece estoy estudiando. Incluso decidí cambiarme a un cuaderno más grande y pasar con absoluta dedicación y de forma mucho más organizada y legible los apuntes que llevaba en mi pequeño y trajinado cuaderno.

Me encanta que mi mamá me pregunte qué es lo que hago (cuando imprimo un pedazo) o que me pregunte cuánto he leído y cuánto me falta. Siento que ante mis padres, de forma implícita he creado la imagen de "estoy estudiando, no molestar", y de alguna manera estoy conquistando un espacio importante frente a ellos y lo que es mi intención original. Lo respetan pero no vamos a caer en discusiones del tipo hacia donde voy yo en la vida y esas cosas. Sé que tengo un título y que necesito producir, y bueno, alterno mi tiempo entre leer-estudiar, enviar hojas de vida a las vacantes a las que siento se ajusta mi perfil y, por supuesto, paso tiempo con mi novio. Estoy absolutamente segura de dónde estoy parada pero no me interesa ni exponerlo ni defenderlo, los demás NO son la razón de ser de esto. Mi novio y mi mamá lo saben, mi papá alguna vez lo supo y sin importar lo que pueda pensar ahora, en general estoy tranquila y confiada, me siento fuerte y empoderada.