domingo, 23 de diciembre de 2018

Mi papito es el mejor de los regalos...

Sé que quiero y necesito escribir, sé que quiero expresarme, sé que quiero sacar todas las cosas que pienso y siento motivada por los recuerdos que recuperé y reviví al haber convertido esos videos viejos de la filmadora, como del 99 hacia atrás más o menos, y sé que TODO tiene que ver con mi papito. Necesito expresarlo porque no quiero olvidarlo, porque esto es importante para mí y siento que es algo que vale la pena compartir aunque irónicamente me cueste un poco expresarlo y no me fluyan las palabras... es un sentimiento que desborda.

Lo que siento es una infinita gratitud: con mi padre, con Dios y con la vida misma. Mi motivación para ¡por fin! haber mandado a convertir esos videos en parte era recuperar esos recuerdos que ya no tenía (la memoria de un niño es muy frágil, imagino que ha de ser distinto para mi mamá, ella sí tiene la capacidad de recordar esas vivencias, de activar esos recuerdos en su memoria al verlos de nuevo porque son cosas que vivió ya como una mujer adulta), quería más que nada acordarme de mi padre en mi infancia y tener mucho más material para compartir con Salomé al hablarle de su abuelito... muchas más imágenes, muchos más recuerdos que mostrarle.

Lo que no me esperaba era generar, a partir de esos videos, una pieza adicional muy valiosa a mi manera de ver e interpretar la relación que tuve con mi papito. Quizá parte de mi dificultad para expresarme en este escrito es que hay pedazos de emoción/pensamiento que me fluyen en inglés y yo misma me objeto porque es como "mi papá no sabía inglés" y como que luego me contesto "sí, pero para ti este idioma es algo muy valioso/significativo y es también una forma de expresarte, creo que eso ya no importa cuando estás en el cielo y de cualquier forma (idioma) puede entenderte"... solo estoy dramatizando un poco mi disyuntiva interna. En todo caso el descubrimiento, al parecer bastante obvio pero infinitivamente valioso es: "You (dad) were there"... tú estuviste ahí, papito de mi corazón, estuviste a mi lado mientras yo crecía (you were there by my side while I was growing up), compartiste conmigo y es bonito ver eso hoy en día. 

Es que, aunque mi razón para haber estado en terapia con Ricardo (psicología) NO fuiste tú sino el tema de la psiquiatría y el medicamento, el proceso como fue digamos amplio y completo y de cierta manera cubrimos toda mi vida, tú, sin duda, fuiste un tema escencial y gracias a que confronté en terapia mis sentimientos hacia ti e incluso tuvimos una sesión en la que tú estuviste presente... que si bien no recuerdo mucho en cuanto a su contenido y lo que hablamos sí tengo claro que fue de alto voltaje emocional... ese día por la tarde era la celebración del día del padre donde Sandy y yo estaba muy rara, osea demasiado ida y medio pasmada. En todo caso la parte del proceso con Ricardo alusiva a ti y a nuestra relación se convirtió en la base para sentirme en paz contigo y para madurar en mi actitud hacia ti.

Lo que quiero decir es que si bien es una bendición haber sanado en mi relación contigo, hay otra idea que se me quedó grabada y pues... también salió de terapia, jeje. La forma en que recién iniciando el proceso con Ricardo él encontró para describirte fue señalar que tú habías sido como un satélite en mi vida, como un cuerpo presente aunque distante... y en su momento yo no pude estar más de acuerdo. Es bastante obvio y evidente (digo tú lo sabes y en general cualquier familiar cercano creo que puede verlo) que tu mejor forma de manifestarme tu amor era a través de cosas económicas y materiales, te costaba ser afectivo y expresar tus sentimientos, siento que mi mamá tuvo un papel mucho más activo en mi crianza, para mí era difícil por no decir imposible, confiar en ti, a medida que crecía y me estrellaba con tu lado racional duro (frío), más y más me cerraba contigo... alguna vez me dio por preguntarle a mi mamá sobre qué tanto te hiciste tú cargo de mí cuando yo era bebé, creo que la pregunta surgió inspirada por las cosas que estaba leyendo en ese momento y si bien no recuerdo su respuesta textual lo que me dijo fue que pues... realmente no te hiciste cargo salvo aquella vez en que convulsioné, mi mamá se asustó y me tiró en tus brazos. Entonces ese pedazo de información aparentemente casual conectaba perfectamente con la idea de "papá-satélite". Ok, sí, está bien, así fuiste tú pero ya no importa, los rollos que pude haber tenido contigo ya los confronté, ya los superé y por encima de todas las cosas, te amo. No hay lío.

Ahora, resulto viendo estos videos y verte, vernos, así juntos compartiendo es MUUUUUY lindo... es como reconocer que al crecer = dejar de ser niña y empezar a ver las cosas diferente, pude quizá haber tenido una especie de ruptura implícita contigo y como que nos distanciamos, pero antes de eso yo era tu niña, te veneraba y tuvimos un largo tiempo (varios años) para compartir y querernos mucho. Vi cómo me sujetabas en la piscina del hotel que tuvimos en El Carmen de Apicalá, estoy agarrada a tu cuello y tengo tan solo 3-4 añitos... qué hermoso verme así contigo... vi cómo bailamos un momentico en la fiesta de mi Primera Comunión y luego brinco y te despeluco jajaja sí yo fui medio loca (hiperactiva), eso también ya lo sabemos... es un poquito dispendioso ver cada minuto de video recuperado porque el material es bastante y hay muchas partes dañadas pero vi lo que más pude y me encanta simplemente ver que estuviste ahí, que compartimos, que nos quisimos mucho, que mi infancia está llena de recuerdos contigo aunque quizá muchos de ellos no los tenía presentes y es genial ver que después de todo NO fuiste tan satélite.


Yo tuve tu presencia y tu cariño en mi vida, quizá no fue tan fácil para ti, quizá mi mamá y yo te "desafiamos" en tu manera de ser y ver la vida porque sin duda no fue para nada parecido a tu experiencia con Isabel y mis hermanas, porque mi mamá te salió un poquito más rebelde y supo sentar su posición (no someterse) y yo, para rematar, te salí bastante alborotada (inquieta)... pero supiste estar ahí, darme tu amor y tenerme paciencia, aunque quizá lo más notorio fuera tu dureza... más de una vez me soltaste un frío "¡deje sus pendejadas!" (y en cierto video haces un comentario sobre mi falta de cultura por haberme trepado a una silla, jaja) de todas maneras yo te tuve conmigo y tuvimos mucho tiempo para compartir... cómo olvidar las breves guerras de cosquillas, tu risa que ahora sospecho muchas veces fingías, (¿en serio te hacía cosquillas? de cualquier forma disfrutaba ese juego), las monedas que sagradamente me dabas todas las noches y dieron inicio a mis ahorros primero en alcancía, luego en el banco... yo tuve tu amor y tu compañía en mi infancia y ese es el mejor tesoro. Nos quisimos mucho. Nos queremos mucho. 

No sabes cuánto me llena darme cuenta hoy de que estuviste ahí. Por ejemplo fuiste a la celebración de mi cumpleaños de 8 añitos en el cole... ¡qué bueno verte ahí! y así en general estuviste de muchas maneras en mi vida y me encanta darme cuenta de eso ahora porque pues como dije antes es una pieza valiosa de descubrir, es algo que llena y no sobra. Yo estoy tranquila en mi relación contigo tras tu partida al cielo básicamente por dos razones, la primera, ya la dije y fue el tema del proceso con Ricardo, de haber confrontado en terapia los rollos y dificultades que pude haber tenido contigo y la segunda, también algo de esto ya te había mencionado (escrito) antes y es que básicamente maduré en mi forma de ser contigo, también en parte Miguel tuvo que ver porque de cierta manera supo hablarme, aconsejarme y para terminar pues... el tiempo de tu enfermedad y agonía fue también un tiempo para aprender a acompañarte, aceptar y soltar, fue un tiempo para comportarme como la hija adulta que soy y estar ahí para ti, al lado de mi mamá... no sé, en medio de todo fue un cierre bonito aunque quizá física y mentalmente doloroso para ti, nos permitió prepararnos para despedirte... 

Es genial ver que los regalos vienen y no siempre llegan para apagar un incendio o sanar una herida, a veces simplemente vienen por añadidura. Sé que tú y yo quedamos en paz, sé que no se nos quedó nada pendiente, sé que no tengo ningún reclamo que hacerte y que, como te lo dije en esas palabras que te escribí y leí un par de noches antes de tu partida, por encima de las dificultades que hayamos podido tener en nuestra relación, el amor es más fuerte. Me quedo con el infinito amor que te tengo, que nos tenemos, en ese sentido los recuerdos y el descubrimiento que ahora hago digamos que no es que lleguen para ayudar a sanar o cerrar una herida, simplemente llegan como un bono adicional supremamente valioso, son recuerdos que no solo le mostraré a Salomé, nuestra hija, tu nieta, sino que además hoy, aquí y ahora, tienen un valor especial para mí.

Te amo, papito y estoy infinitamente agradecida por ti, por tu presencia en mi vida y por el padre que fuiste. Ahora entiendo mejor las palabras de mi mamá. Fuiste un excelente papá conmigo, entiendo que la parte afectiva te costaba quizá por tu formación militar, por tu forma de ser o pensar, pero estuviste ahí conmigo y ese es el tesoro que hoy descubro, guardo y preservo en mi memoria con mucho amor. Tu amor lo viví y lo sentí y no solo por medio las cosas materiales. Gracias por todo, papito.

domingo, 4 de febrero de 2018

When a book you previously read throws some lights upon the reality you are facing now...

Uno de los libros más enriquecedores que me leí el año pasado sin duda fue The four things that matter most, escrito por el doctor Ira Byock. Este señor ha dedicado, no recuerdo bien si toda su carrera o una gran parte de ésta a los cuidados paliativos y lo que transmite en este libro son enseñanzas de vida basadas en su experiencia cuidando enfermos que ya están muy malitos y de cierta manera van de cara hacia la muerte... enseñanzas de vida y reflexiones que recaen no solo sobre el paciente sino también sobre sus familiares.



El cáncer de mi papá ha vuelto y en las últimas semanas parecía estarlo derrotando: el antígeno anda súper alto (en 800 y pico), y él venía lleno de dolencias y con mucha dificultad para moverse; era evidente, aunque hiciera falta una confirmación por medio de diversos exámenes médicos, que la metástasis en huesos se había extendido y que el medicamento que le estaba mandando el oncólogo había dejado de hacer efecto. El viernes mi mamá le llevó los exámenes al Dr. Godoy y él dijo que la parte buena era que no tenía tumores que requirieran quimioterapia ni nada de eso para atacarlos e irradiarlos. Sin embargo pues... según el oncólogo ya no hay nada que hacer. Dijo también que no creía que durara mucho así, pues... porque la realidad es que debemos prepararnos, pero a la final el único dueño de la vida y quien sabrá en qué momento llamar a mi padre es Dios. El señor dio fue una orden para que lo vieran por cuidados paliativos, que incluso podría ser en la casa porque pues... al menos hasta el viernes, movilizar a mi papá era un tema bien complicado; la semana pasada, para los diferentes exámenes que tuvo, el miércoles un primo nos ofreció su camioneta, y luego para otro examen el jueves logramos el transporte médico especializado por medio de un palancazo en la EPS.

En medio de toda esta situación comencé a pensar que había llegado el momento de repasar las enseñanzas de ese libro de Las cuatro cosas que más importan. En esencia lo que el autor plantea es que las 4 cosas más importantes para decirle a nuestros seres queridos son: 1) Por favor perdóname, 2) Te perdono, 3) Gracias, 4) Te amo y que estas cuatro, digamos frases esenciales, son la forma de dar cierre y/o completar una relación, no porque ésta se acabe sino porque queda COMPLETA, es decir, que no le falta nada, que es plena, que no guarda rencores ni dolores, que fluye.

Recuerdo haberle comentado a Miguel, cuando me estaba leyendo este libro que... me gustaría poder aplicar esas 4 cosas con mi papá, solo que no sabría cómo o cuándo buscar el momento. Además... no sé, esto lo digo ahora pero pues... con él siempre ha sido difícil comunicarme especialmente en un plano digamos más reflexivo y/o trascendental. En general casi nunca logro comunicarme con él de manera eficiente y a la final ya me acostumbré a que él poco me copie de lo que le digo, sea porque hablamos "lenguajes diferentes" como alguna vez lo señaló Ricardo (DOS vs. Windows o simplemente un señor mayor vs. una pelada joven moderna) o porque la memoria le falla, o porque tiendo a hablar rápido, por lo que sea...

Solo digo que, a la luz de lo que plantea ese libro, sería bonito poder hacer una especie de "cierre oficial" en la relación con mi papá. Ahora, ¿es fundamental o necesario? no sé, no estoy segura, pero sí sería bueno evaluarlo. Y más o menos algo así fue lo que traté de hacer a modo de conversación de yo con yo = especie de "autoterapia" manifestada a través de varios tweets en mi cuenta de deparche:



La buena noticia es que gracias en gran parte a mis sesiones de terapia con Ricardo, que abarcaron diversos temas de mi vida entre ellos por supuesto la relación con mi papá, no le guardo ningún rencor ni tengo ningún sentimiento negativo hacia él. La idea ahora es recordar lo bueno de él y llenarme de buenos recuerdos... y así algunas de las cosas que menciono en esos tweets... Gracias a que yo pillé a mi papá ensayando sus palabras para el brindis en mis 15, yo también preparé las mías...

Para mí, hacer el cierre oficial en la relación con mi papá, a la luz de lo que plantea el libro, vendría siendo algo así como una especie de "bonus track" o "comodín" porque de cierta manera el proceso de sanar las heridas que pudo causarme la relación que tuve con él y su complicada forma de ser, es algo que ya se dio. Ahora que poder perdirle perdón, darle las gracias y decirle que lo amo, no sobraría. Igual es que esas cosas son bonitas pero para mí lo valioso va más allá del simple hecho de decirlas. Ahora que lo he visto tan malito, es muy fácil estar a su lado, consentirlo, decirle que lo quiero mucho y que él me diga que también me quiere. Ambos nos queremos y eso es una verdad más que obvia, pero  si nos pusiéramos a pensar un poco más en los porqués y pudiéramos expresarlos, eso le daría mucho más valor a esa frase. "Te quiero / te amo porque...", "perdóname porque...", "te perdono porque..." y "gracias porque....". 

Bueno... la verdad es que el amor no requiere justificación:

El amor no requiere justificación. Tiene un valor inherente. Si amas a alguien, ninguna otra razón para amar -o vivir- es necesaria.

En todo caso lo bonito sería poder reflexionar en serio más allá de decir cada frase. Puede que me quede pensando en la manera de hacer ese cierre, puede que no lo haga y nada pase. Tal vez la única parte que alcanzo a sentir como necesidad en algún rincón de mi corazón sea la de pedirle perdón, pero bueno, en ese punto no voy a ahondar aquí.

Ayer a una de mis hermanas se le aguaron los ojitos al momento de despedirse de mi papá. Ella quiso ocultarlo colocándose, bajo techo, sus gafas de sol y yo opté por abrazarla cuando se despidió de mí, le dije "tranquila", de cierto modo como que intenté reconfortarla o consolarla y ahí sí dejó salir algo de llanto... alcancé a pensar, a posteriori, que a la que tal vez podría venirle MUY BIEN los planteamientos del libro sería a ella. Pero... yo no sé mucho sobre la relación de ella con nuestro padre más allá de algunas cosas sueltas que alguna vez escuché por ahí y tal vez no soy quién para meterme. De todas maneras pues... me gustaría poder mostrarles ese libro a todas mis hermanas y/o hablarles de él, uno nunca sabe, quizá algo les cale, quizá algo les quede sonando, quizá algo les sirva. Entonces hoy me traje el libro de nuestro apartamento para donde mis papás, no alcancé a verme con ellas hoy pero igual empecé a hojearlo yo. Y así me encontré con esta parte: 


El aislamiento y el abandono causan sufrimiento en las personas de todas las edades y culturas incluso en la ausencia de enfermedad. Para las personas bajo estrés, que estén lidiando alguna enfermedad o enfrentando algún cambio, el aislamiento emocional puede ser tortuoso.  Mucho más que el dolor o cualquier otro síntoma físico, el aislamiento evoca sentimientos de impotencia y desesperación. Esto no es cierto sólo para las personas cuando están muriendo -es cierto para todo el mundo.

Antes de que mi papá se viniera abajo físicamente = perdiera en gran parte su movilidad, de cierta manera se había derrumbado emocionalmente: andaba flojo con la comida, se la pasaba acostado, se bañaba tarde, a veces no se vestía y volvía a quedar acostado sobre la cama tendida, a veces en bata otras veces desnudo con una cobija encima... era como si se hubiera cansado de luchar, como si hubiera renunciado a la vida, como si se reafirmara sobre los dolores que sentía y se dejara tumbar por ellos, como que no tenía ganas de nada, solo de que no lo jodieran... y así por ejemplo se la pasó prácticamente todo el tiempo acostado en Santa Marta.

Ahora que si hablamos del cambio tan notorio que tuvo ayer y hoy, en gran parte, creo yo, gracias a la visita de mis hermanas y del vernos a todos reunidos a su lado pues... no sé, me parece que algo de lo que dice la imagen tiene que ver. Para mí el hecho de verse rodeado y querido lo recargó de energía y le devolvió las ganas de luchar por la vida. Desde antes de que ellas vinieran, mi papá se paró con ganas y fuerza para hacer las cosas por su cuenta. La mañana se nos fue haciendo vueltas de banco y las resistió sin problema, pudo caminar, estarse también un buen rato de pie y luego otro tanto más sentado pero sin necesidad de silla de ruedas. Luego mis hermanas vinieron, estuvimos un buen rato acá, luego ellas se fueron, pedimos almuerzo... Miguel fue a visitar a mi suegra, mi mamá se fue a arreglarse las uñas, yo me quedé acá en el apto, al rato mi papá preguntó a mi mamá, yo le dije que ella se había ido al salón y como a los 10 minutos después le dio por decirme que si yo tenía el número del salón que se quería arreglar las uñas de los pies... Nos fuimos caminando mi papá, la enfermera y yo al salón donde estaba mi mamá cruzando la Suba y tal y como lo dijo él se mandó a arreglar los pies... ahora está lleno de alientos y con ganas de pelear... de cierta manera ya se fue ese viejito cariñoso y amoroso que se dejaba consentir y volvió el señor entero a veces medio grosero y odioso que no quiere que estén tan encima de él ni que lo cojan tanto (hoy se encerró en el baño para hacer sus necesidades solito sin supervición). Esta mañana le dijo a mi mamá que buscáramos otro oncólogo para que lo tratara y que volviera a pedir la cita de los ojos a la que no fue la semana pasada porque se sintió mal, le dijo que si aparte de lo del cáncer jodido de los ojos, grave, parece también que se va a volver a tomar los jugos...

Foto de ayer... mi papá con todas sus hijas y algunos de sus cuñados además 2 de sus nietos y, por supuesto, mi mamá.

Yo no sé qué tanto nos dure mi papá, pareciera que no fuera tanto y que la muerte lo acechara, pero sí sé que a pesar del aparente diagnóstico de "ya no hay nada que hacer" él ahora sí tiene ganas de luchar o al menos de vivir bien (no así todo disminuido y malito, postrado en cama) el tiempo que le queda... tengo el leve presentimiento de que una meta de él secreta es estar lo suficientemente bien al menos para poder prescindir de los servicios de las enfermeras... no sé, es algo que siento e intuyo, como una suposición mía...

Dios mío, el dueño de la vida eres tú. Te agradezco por la energía y vitalidad que, en medio de las circunstancias le has devuelto a mi padre. Solo tú sabrás en qué momento decides llamarlo, yo solo te pido con todo mi corazón que si prolongas quizá varios meses su estadía en este mundo, no permitas que sufra. Y por sobre todas las cosas te pido encarecidamente que no permitas que llegue a darse eso de la tal "compresión medular" que según nos explicó la doctora de la Shaio es lo más grave y fatal que puede pasar... dijo mi mamá que el Dr. Godoy le dijo que si bien no hay compresión, el cáncer sí está tocando la médula... por fa Diosito, yo solo te pido que no sufra mi papito.